Ser periodista
El Regional de Piura: 01 de octubre del 2008
Ser periodista. Quienes nos dedicamos a esta pasión, arte, profesión u oficio, como se le quiera considerar, encontramos razones para pensar un poco sobre la importancia del rol que se cumple en la sociedad. Con formación académica en el campo del periodismo o sin ella, eso es secundario debido a la particularidad del periodismo como ejercicio de la libre expresión y opinión.
Al igual que en todas las efemérides, existen razones para loar al periodista. Los mártires de Uchuracay es el ejemplo más viviente del sacrificio de los hombres de prensa, cuando se adentran no solo en la abrupta geografía, sino en aquellos intestinos sociales y culturales de un Perú que vive ajeno a lo que se llama modernidad o globalización y que innegablemente es dispar.
El periodista poco corrompido por el sistema, abre surcos para encontrar la verdad. Sabe y entiende que el derecho de la población es superior al interés mezquino, y devela con mucha responsabilidad el resultado de su trabajo. Se aleja y se infesta poco de esa vinculación necesaria pero traicionera entre la publicidad y el periodismo. Sabe demostrar con consistencia su trabajo y vadear los intereses de los propietarios de los medios de comunicación, cuando quieren torcer o censurar un contenido.
No debe ser un empleado más. El hecho de la dependencia y la libertad para informar no se contraponen cuando el propietario del medio sabe respetar los linderos en los cuales se desenvuelve el periodista; sin embargo, cuando la mordaza tamizada de cualquier manera quiere imponerse, está la solvencia moral y ética para saber decir no, si es necesario decirlo.
Como experiencia personal diré, que durante los años que he ejercido el periodismo, tengo experiencias buenas. Lo hice en radio La Capullana, y allí se supo respetar nuestra labor. Muchas veces nos equivocamos y caímos en la ligereza, pero superada ella y evaluando ahora podemos decir que la Sra. Ena de Silva supo distinguir los espacios del empresario y del periodismo.
Luego de un intervalo y hace seis años hemos regresado al trajinar cotidiano. Estamos abriendo camino en el periodismo por Internet y nos sentimos fortalecidos con los resultados. En concepto, no difiere mucho respecto a lo que se hace en prensa, radio o televisión, es adicionalmente, un nuevo espacio para ellos y para miles de personas que no podrían estar en los formatos tradicionales, pero que tanto como nosotros, sienten que el periodismo es una razón de vida.
Esta razón de vida que nos hace trabajar cuando todos descansan y cuando todos trabajan tampoco descansar. No sé que razones existen en nosotros periodistas, para vivir así, y para no renunciar. Esas razones que no se ven pero que existen, son las que explican de la constancia y permanencia en este oficio para muchos y profesión para otros.
Sin embargo, tampoco podemos desconocer que estamos en crisis. Los valores se nos alejan y ser corrompido es fácil. Las portadas incisivas se inflaman más con las motivaciones de grupo o económicas. Es común y no es extraño. Se distienden los odios y las críticas se vuelven loas de manera inexplicable. Este comprobado hecho no es nuevo, nació con el periodismo y creció en relación a su importancia; primero con la prensa, después con la radio, la televisión y seguro pronto con el Internet.
Bastaría leer de nuevo a Gonzáles Prada para darse cuenta que la corrupción en el periodismo es tan actual como fue en el siglo XVIII. Sin embargo, nueva hornada de jóvenes vienen ingresando a esta actividad, para innovar el empirismo que se hizo necesario pero que también contribuyó a degradar esta profesión que para muchos es una pasión.
Durante el presente día hemos recibido decenas de saludos, unos más inspirados que otros y quizá pocos dichos con los mejores sentimientos. También en los sendos homenajes se han reconocido a colegas considerados un ejemplo en esta profesión y eso está bien; y varios han encontrado el momento para reflexionar y para darnos recomendaciones éticas.
Pero el periodismo que implica una función social debe estar ajeno a los halagos y el mejor estímulo será la satisfacción constante y permanente, de saber que día a día miles de personas nos siguen, nos leen y confían en nuestros contenidos.
Según Ryszard Kapuscinsk, reportero incansable y fallecido el año pasado, para ejercer el periodismo, “hay que ser buenos seres humanos”. La frase así leída, es un anhelo, un deseo, un sueño que puede ser real.
¡Feliz Día!.
El Regional de Piura: 01 de octubre del 2008
Ser periodista. Quienes nos dedicamos a esta pasión, arte, profesión u oficio, como se le quiera considerar, encontramos razones para pensar un poco sobre la importancia del rol que se cumple en la sociedad. Con formación académica en el campo del periodismo o sin ella, eso es secundario debido a la particularidad del periodismo como ejercicio de la libre expresión y opinión.
Al igual que en todas las efemérides, existen razones para loar al periodista. Los mártires de Uchuracay es el ejemplo más viviente del sacrificio de los hombres de prensa, cuando se adentran no solo en la abrupta geografía, sino en aquellos intestinos sociales y culturales de un Perú que vive ajeno a lo que se llama modernidad o globalización y que innegablemente es dispar.
El periodista poco corrompido por el sistema, abre surcos para encontrar la verdad. Sabe y entiende que el derecho de la población es superior al interés mezquino, y devela con mucha responsabilidad el resultado de su trabajo. Se aleja y se infesta poco de esa vinculación necesaria pero traicionera entre la publicidad y el periodismo. Sabe demostrar con consistencia su trabajo y vadear los intereses de los propietarios de los medios de comunicación, cuando quieren torcer o censurar un contenido.
No debe ser un empleado más. El hecho de la dependencia y la libertad para informar no se contraponen cuando el propietario del medio sabe respetar los linderos en los cuales se desenvuelve el periodista; sin embargo, cuando la mordaza tamizada de cualquier manera quiere imponerse, está la solvencia moral y ética para saber decir no, si es necesario decirlo.
Como experiencia personal diré, que durante los años que he ejercido el periodismo, tengo experiencias buenas. Lo hice en radio La Capullana, y allí se supo respetar nuestra labor. Muchas veces nos equivocamos y caímos en la ligereza, pero superada ella y evaluando ahora podemos decir que la Sra. Ena de Silva supo distinguir los espacios del empresario y del periodismo.
Luego de un intervalo y hace seis años hemos regresado al trajinar cotidiano. Estamos abriendo camino en el periodismo por Internet y nos sentimos fortalecidos con los resultados. En concepto, no difiere mucho respecto a lo que se hace en prensa, radio o televisión, es adicionalmente, un nuevo espacio para ellos y para miles de personas que no podrían estar en los formatos tradicionales, pero que tanto como nosotros, sienten que el periodismo es una razón de vida.
Esta razón de vida que nos hace trabajar cuando todos descansan y cuando todos trabajan tampoco descansar. No sé que razones existen en nosotros periodistas, para vivir así, y para no renunciar. Esas razones que no se ven pero que existen, son las que explican de la constancia y permanencia en este oficio para muchos y profesión para otros.
Sin embargo, tampoco podemos desconocer que estamos en crisis. Los valores se nos alejan y ser corrompido es fácil. Las portadas incisivas se inflaman más con las motivaciones de grupo o económicas. Es común y no es extraño. Se distienden los odios y las críticas se vuelven loas de manera inexplicable. Este comprobado hecho no es nuevo, nació con el periodismo y creció en relación a su importancia; primero con la prensa, después con la radio, la televisión y seguro pronto con el Internet.
Bastaría leer de nuevo a Gonzáles Prada para darse cuenta que la corrupción en el periodismo es tan actual como fue en el siglo XVIII. Sin embargo, nueva hornada de jóvenes vienen ingresando a esta actividad, para innovar el empirismo que se hizo necesario pero que también contribuyó a degradar esta profesión que para muchos es una pasión.
Durante el presente día hemos recibido decenas de saludos, unos más inspirados que otros y quizá pocos dichos con los mejores sentimientos. También en los sendos homenajes se han reconocido a colegas considerados un ejemplo en esta profesión y eso está bien; y varios han encontrado el momento para reflexionar y para darnos recomendaciones éticas.
Pero el periodismo que implica una función social debe estar ajeno a los halagos y el mejor estímulo será la satisfacción constante y permanente, de saber que día a día miles de personas nos siguen, nos leen y confían en nuestros contenidos.
Según Ryszard Kapuscinsk, reportero incansable y fallecido el año pasado, para ejercer el periodismo, “hay que ser buenos seres humanos”. La frase así leída, es un anhelo, un deseo, un sueño que puede ser real.
¡Feliz Día!.